miércoles, 28 de julio de 2010






CENTRAL ELÉCTRICA



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En 1882 Thomas Alva Edison estableció en Nueva York la primera central eléctrica del mundo destinada a suministrar electricidad para el alumbrado público y privado (1) Solo siete años más tarde se funda la primera compañía en Segovia, “La Electricista Segoviana Sociedad Anónima por acciones fundada en 1889 para servir al alumbrado público y el particular” (2)

A las primeras centrales eléctricas, destinadas al alumbrado, se les daba el nombre casi mágico de “fábricas de luz”. La llegada de la energía eléctrica supuso un cambio favorable en la calidad de vida. Imaginemos al caer la noche, en los duros inviernos segovianos, nuestros pueblos sin alumbrado. Más tarde los aparatos de radio y el teléfono acercarán al ciudadano rompiendo su aislamiento secular. La electricidad propicia el inicio de la ruptura con el ciclo natural luz-día-actividad y oscuridad-noche-inactividad.
Las fábricas de luz, muchas de ellas aprovechando las instalaciones hidráulicas de antiguos molinos y fábricas e incluso recurriendo a la energía del vapor como en Navalmanzano (3), irán suministrando energía eléctrica a los pueblos cercanos.
En los primeros tiempos se cobraba por número de bombillas instaladas por vivienda y como el ingenio va unido muchas veces a la falta de recursos, en algunas casas, para tener alumbrado, en la planta superior y en la baja se subía o bajaba la bombilla por un agujero realizado en el forjado. En estos comienzos sólo se daba electricidad tanto para el alumbrado público como para el privado al caer la tarde. Debido al incremento de la demanda eléctrica pronto las primitivas fábricas de luz se quedan obsoletas y darán paso a los “saltos” y “centrales”.

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